En el marco del proyecto “Prevenir las violencias contra las mujeres en las comunidades de Batey Yaco, Cambita, Hato Viejo, Hatillo y Los Guandules de República Dominicana a través del impulso de una red de comunidades seguras y la mejora de su autonomía personal y económica”, ASAD, junto al Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF) y con financiamiento de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID), ha iniciado con éxito los talleres de la metodología “Comunidades Seguras para las Mujeres” en las comunidades de Cambita y Hatillo. Esta metodología, adaptada por CIPAF a partir del programa global “Ciudades y Espacios Públicos Seguros para Mujeres y Niñas” de ONU Mujeres, busca prevenir la violencia de género en los espacios públicos y mejorar la seguridad de las mujeres en sus entornos comunitarios.
En Cambita, la organización UDEMU fue la encargada de liderar la selección y acompañamiento de las participantes, mientras que en Hatillo fue CONAMUCA quien lideró este proceso. Los talleres, desarrollados durante cuatro días intensivos, incluyeron dinámicas de reflexión sobre la violencia de género y la seguridad en los espacios públicos. En la primera jornada, se promovió el pensamiento crítico y la autoestima de las participantes, quienes compartieron sus experiencias y esbozaron colectivamente su visión de una comunidad más segura y equitativa.
Durante la segunda jornada, se analizó el uso diferenciado de los espacios públicos por parte de hombres y mujeres, profundizando en las distintas manifestaciones de violencia que enfrentan las mujeres. Las participantes identificaron las áreas más inseguras en sus comunidades y trabajaron en el diseño de una “comunidad deseada“, donde los espacios sean seguros para todas. Este ejercicio permitió visualizar soluciones concretas para transformar esos entornos.
El tercer día estuvo dedicado al compromiso de las instituciones gubernamentales y comunitarias en la protección de los derechos de las mujeres. A través de un ejercicio de georreferenciación, las participantes identificaron puntos inseguros y factores de riesgo en sus comunidades, permitiendo establecer áreas prioritarias de intervención para las autoridades locales.
El taller culminó el cuarto día con una caminata exploratoria por los puntos previamente identificados como inseguros, evaluando en campo las condiciones y discutiendo las acciones necesarias para mejorar la seguridad. La jornada cerró con una plenaria en la que se reafirmaron los compromisos colectivos, estableciendo los pasos a seguir para garantizar comunidades más seguras. En cada comunidad, los siguientes pasos incluyen la socialización de los resultados con las autoridades locales y la realización de un trabajo colectivo que involucrará tanto a hombres como a mujeres, basado en las necesidades identificadas.
Este proceso continuará durante el resto del año en las comunidades de Batey Yaco, Los Guandules y Hato Viejo, donde se espera replicar el éxito alcanzado en Cambita y Hatillo. La metodología “Comunidades Seguras para las Mujeres”, adaptada por CIPAF, sigue siendo una herramienta clave para fortalecer la autonomía de las mujeres y promover espacios públicos más seguros y equitativos para todas.