Talleres sobre manejo de desechos sólidos fortalecen la seguridad comunitaria de las mujeres en Cambita, Hatillo, Batey Yaco y El Coquito, República Dominicana
Al menos 15 personas por comunidad participaron en los talleres comunitarios sobre manejo responsable de derechos sólidos y cuidado del medio ambiente
En el marco del proyecto«Prevenir las violencias contra las mujeres en las comunidades de Batey Yaco, Cambita, Hato Viejo, Hatillo y Los Guandules de República Dominicana a través del impulso de una red de comunidades seguras y la mejora de su autonomía personal y económica», impulsado por ASAD y el Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF), con apoyo financiero de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID), se llevaron a cabo los talleres comunitarios sobre manejo responsable de desechos sólidos y cuidado del medio ambiente en cuatro de las comunidades del proyecto: Cambita, El Hatillo, Batey Yaco y El Coquito.

Esta acción se enmarca dentro del programa «Comunidades seguras para las mujeres», y los talleres fueron diseñados para dar respuesta a los hallazgos identificados durante las caminatas exploratorias realizadas en cada comunidad, donde las mujeres señalaron múltiples factores ambientales que agravan la sensación de inseguridad y aumentan la exposición a situaciones de violencia.

¿Cuáles fueron los principales problemas detectados en cada una de las comunidades?
En Cambita Garabitos, uno de los principales problemas detectados fue la irregularidad del servicio de recolección de residuos, lo que lleva a que los desechos se acumulen en las aceras, incluyendo escombros, chatarras y ramas, reduciendo la movilidad y creando focos de insalubridad. En El Hatillo, las mujeres denunciaron la ausencia total de recolección de basura, lo que ha normalizado prácticas como el vertido de residuos —incluso animales muertos— en espacios públicos y cauces de ríos. En Batey Yaco, la acumulación de basura en las calles y ríos, junto con la quema de residuos en solares vacíos, representa un grave riesgo ambiental y de salud, además de deteriorar el espacio público. Por último, en El Coquito, se constató que, ante la falta de servicio formal, se recurre a la quema o entierro de basura, con un uso informal de desechos orgánicos para alimentación animal, pero sin separación ni gestión estructurada.

Los talleres, orientados a sensibilizar sobre el vínculo entre el deterioro ambiental y la violencia hacia las mujeres, promovieron el análisis colectivo de las condiciones actuales y la identificación de buenas prácticas para el manejo de residuos. A través de estas sesiones, se fortaleció el liderazgo de las mujeres como agentes de cambio ambiental, brindándoles herramientas para impulsar transformaciones sostenibles en sus comunidades, con impacto directo en su seguridad y bienestar. Además, como resultado del proceso las mujeres aprendieron a hacer compostaje con productos de fácil acceso, reciclar y repensar opciones de cómo acciones de economía circular pueden contribuir a su autonomía económica.









