Después de meses detrás del mostrador de su pequeña tienda de ultramarinos viendo noticias sobre la ahora pandemia del COVID-19 en uno de los pocos televisores de Bubaque, Musta y Hashis han decidido colocarse la mascarilla. El precedente del ébola, que en 2014 no traspasó la frontera de Guinea Bissau a pesar de devastar África Occidental con 12000 muertos contribuye a mantener la calma de los guinenses ante el coronavirus. En las islas Bijagós, a cinco horas en barco de Bissau, la tranquilidad es mayor.

El pasado martes 17 de marzo el presidente Umaro Sissoco, anunciaba el cierre de fronteras y mercados. Quedaba cancelada así la entrada y salida de vuelos provenientes de cualquier país extranjero. Esta medida, presentada dos días después del primer comunicado en el que se anunciaba el cierre de escuelas públicas y privadas hasta nueva orden, ha sido acompañada semanas más tarde de la restricción del tránsito en Bissau al periodo de siete a once de la mañana. La cuestionada medida produjo durante los primeros días enfrentamientos entre la policía que se asegura de su cumplimiento y los ciudadanos que se han resistido y han intentado sin éxito continuar con su actividad. Los relatos hablan de agresiones físicas por parte de la policía, ciudadanos encarcelados y vehículos privados confiscados que pueden recuperarse a cambio de sobornos. Por su parte, el secretario de Estado y Orden Pública niega ante RFI que existan órdenes de recurrir a la violencia para hacer cumplir el confinamiento parcial.

El caso de las islas bijagós es diferente, el aislamiento del continente y ausencia de casos confirmados permiten continuar con la rutina, aunque con nuevas medidas de prevención. Walter es uno de los agentes comunitarios que la Dirección Regional de Salud y el Ministerio de Salud formaron hace décadas para realizar campañas de sensibilización por diferentes comunidades del país. Cuenta como durante la crisis del ébola la campaña de prevención en el archipiélago Bijagós se basó en puestos de control destinados especialmente a los campamentos de pescadores provenientes de Guinea Conakry “Los propios técnicos de salud del ministerio estaban en islas como Caravela y Urakane, donde se instalaban campamentos de pescadores provenientes de Guinea Conakry”. En aquella crisis Walter trabajaba con las comunidades sensibilizando a la población sobre el peligro del ébola y la necesidad de extremar las medidas de higiene. Para esta nueva alerta sanitaria la Organización Mundial de las Migraciones impartió formaciones de prevención del coronavirus desde la última semana de febrero. “En la formación hicimos ejercicios con tabletas para registrar datos como la temperatura de las personas que llegan. Si la temperatura supera los 37ºC debemos ponerlo en conocimiento de la Dirección Regional de Salud, quien establecerá una cuarentena de 14 días para observar la evolución. De momento solo arrancaremos la campaña en el puerto”.  Por el momento los movimientos entre las islas y el continente se han visto restringidos. Walter, junto con un equipo de voluntarios de Cruz Roja se encarga de medir la temperatura y asegurar el lavado de manos de los pocos pasajeros que llegan a Bubaque. Como Agente Comunitario de Salud Walter continuará la campaña de sensibilización en las comunidades más aisladas de Bubaque. “Que la gente entre en pánico es lo peor. Concienciamos para la prevención, sobre la importancia de lavarse las manos, evitar el contacto etc. Es lo que hacemos siempre.”

Musta y Hachis están preocupados especialmente por la frontera con Guinea Conakry. “En otros países los virus llegan primero a las zonas urbanas, donde son más fáciles de controlar. En Guinea Bissau no es así. Entran primero por las trabancas – aldeas- y ahí es imposible de controlar”. Las migraciones del país vecino son menos frecuentes en las islas bijagós, aunque también es común encontrar campamentos de pescadores que llegan por mar sin pasar por ningún control fronterizo. El cierre de comunicaciones con las islas resulta difícil ya que las canoas que llegan desde las islas a Bissau llenas de pescado regresan a Bubaque con pasajeros de forma clandestina. A finales de marzo, cuando el cierre de fronteras se había decretado ya, un pequeño grupo de estos pescadores llegó a Bubaque embarcado en una canoa tripulada por un ciudadano guinense. Todos ellos tuvieron que pasar unos días confinados en el Tribunal de Justicia de Bubaque antes de poder abandonar la isla. No fueron los únicos, a ellos se sumaron una pareja de viajeros europeos que resultó sospechosa en primer momento por haber llegado al archipiélago en un barco de pescadores cuando las fronteras estaban ya cerradas.

Como comerciante de ultramarinos Musta teme que se prolongue el cierre de fronteras “Aquí -en Bubaque- no hay almacén. Pienso que en dos o tres semanas faltará stock en Bissau y eso subirá mucho los precios”. En la última semana algunos productos, como la mercancía que proviene de Bissau, han visto aumentar su precio por las dificultades de transporte. Productos como la lejía han visto aumentar su precio consecuencia de la creciente demanda impulsada por un comunicado estatal que instaba a los establecimientos públicos a instalar un sistema de lavado de manos a base de agua y lejía. El sistema se ha generalizado de forma rápida gracias a la gran sensibilización que se realiza desde organismos estatales y ONGDs locales. Elizabete da Costa, una de las representantes de la misión de la Iglesia Católica en Bubaque participa en una de las campañas de prevención a través de Cáritas. Desde el grupo han producido ya 2.500 litros de lejía a partir de agua, vinagre y sal. Elizabete cuenta como “desde que apareció el Coronavirus donamos decenas de litros al hospital y la policía para ayudar en la limpieza y desinfección. También vendemos la lejía a un precio simbólico de 100 XOF-unos 15 cents-.

El Liceo Subregional de Bubaque, un espacio muy concurridos no solo por sus 798 alumnos sino también por las niñas y mujeres que diariamente se abastecen de agua de su pozo, suspende también la actividad. Benedito, director del Liceo cuenta que “se ordenó el cierre de colegios durante 15 días para prevenir los contagios. No tuvimos mucho tiempo de hacer campañas de sensibilización desde el Liceo. La situación nos pilló desprevenidos”. Cuando se ordenó la suspensión de las clases durante 15 días, se preveía una prórroga de 15 días más antes de las vacaciones que coinciden con la estación lluviosa. Ahora la situación invita a pensar que las clases no se reanudarán este curso académico.

Prevención a tiempo

Muchos países de África Occidental implementaron desde la segunda semana de marzo medidas de prevención contra el Coronavirus, drásticas si se comparan con las europeas. La misma semana que España anunciaba el confinamiento, Cabo Verde declaraba el estado de emergencia antes de registrar ningún caso. La medida, que no tardó en replicarse entre los países vecinos, iba acompañada de interrupción de conexiones con países europeos.

Siguiendo los pasos de Cabo Verde, Guinea Bissau anunciaba entre otras medidas el cierre de fronteras desde el pasado 18 de marzo a pesar de no registrar aún ningún caso. Estas medidas se alinean con las de otros muchos países africanos ante la consciencia de la debilidad de sus sistemas sanitarios y las recientes recomendaciones del presidente de la OMS que instaban a África a “prepararse para lo peor”. Las medidas tomadas por el Gobierno de Guinea Bissau se remontan a hace más de un mes cuando el país inició controles y seguimiento de algunos pasajeros en los puestos fronterizos. La medida consistió en unos quince agentes de salud que controlan la temperatura de los pasajeros y si presenta otros síntomas como tos o dificultades respiratorias. Si el paciente presentaba síntomas, se sometía a un cuestionario para determinar si en los últimos catorce días visitó alguno de los países afectados por el coronavirus. En caso de sospecha procedía al envío de muestras vitales para ser analizadas en el Instituto Pasteur en Senegal o en el laboratorio de Salud Pública de Lisboa, según indica Salomão Crima, director de epidemiología y seguridad Sanitaria de Guinea Bissau.

Desde finales de marzo el gobierno de Guinea Bissau ha avanzado rápido en la prevención de la expansión del coronavirus. Con 537  casos activos y tres muertos a esta fecha, se han tomado algunas medidas que algunos califican de demasiado drásticas y muchas veces aleatorias. En la isla de Bubaque se ha producido un aumento considerable de presencia militar y policial que en algunas ocasiones han implantado toques de queda improvisados sin orden pública por parte del gobierno. Muchos achacan estas medidas a una demostración de poder por parte del presidente, en entredicho hasta este 22 de abril en el que la CEDEAO ha reconocido su victoria en las elecciones del pasado 29 de diciembre. Con este comunicado parece zanjarse el proceso contencioso que el líder de la oposición, Domingo Simões Pereira, inició contra la Comisión Nacional Electoral alegando irregularidades en las elecciones del pasado 29 de diciembre.

Prevención ante un débil sistema sanitario

Diferentes actores comunitarios de las islas bijagós se han articulado en las últimas semanas bajo una Comisión de Prevención del Coronavirus para trabajar conjuntamente. Técnicos del ministerio de salud, delegados de capitanía, representantes de las iglesias, policías, comités de trabancas y régulos preparan una respuesta coordinada para prevenir los posibles contagios. Malam Mana, secretario del sector administrativo de Bubaque cuenta las dificultades que atraviesan para desplegar las actividades de prevención por las islas: “no hemos recibido nada del gobierno central, ni siquiera un mensaje de ánimo. Aun así, aquí estamos, con el apoyo de la comunidad y voluntad estamos trabajando”. Francisco Moreira, administrador del sector señala también la falta de apoyo financiero del gobierno central, sin el cual se hace difícil llegar a otras de las 22 islas habitadas del archipiélago. Elisabeth da Costa, asistente a estas reuniones cuenta algunos de los asuntos que se tratan en las reuniones: “por ejemplo muchas veces en las tabanca las personas acuden al curandero cuando tienen fiebre. Los curanderos no saben de dónde proviene esa fiebre y tratan al paciente con vasos y otros utensilios que más tarde emplean con otros pacientes. Este tipo de prácticas contribuyen mucho al contagio, por eso es importante la presencia de los régulos. Ellos tienen poder en la comunidad.”

Armilda Correia, partera y representante de la Dirección Regional de Salud en esta comisión de prevención se muestra realista y contundente con los medios disponibles: en el hospital no tenemos medios para afrontar la enfermedad, ni tan siquiera camas suficientes (…)En este momento hay un infectado detectado en la isla de Gallo y ni siquiera podemos desplazarnos. A pesar de todo continuamos trabajando, reuniéndonos y siguiendo nuestro plan. Solo necesitamos apoyo, el plano y las ganas de trabajar ya están”.