En el porche del Instituto Sub Regional de Bubaque, varias mujeres charlan mientras esperan a que vayan llegando las demás. A media tarde son ya unas 50 mujeres las que se han juntado para asistir a una de la formaciones de género que está a punto de empezar, en el marco del proyecto de “Mejora de la soberanía alimentar en la región norte de las islas Bijagós a través del empoderamiento económico y social de las mujeres campesinas”. Estas mujeres forman parte de Atingo Yakanto y Nô Djunta Mon, dos de los ocho grupos de mujeres horticultoras que participan en el proyecto que estamos ejecutando en Guinea Bissau.
“Qué es el género”, “Cual es la diferencia entre sexo y género” o “Qué es la división sexual del trabajo” son sólo algunos de los temas que fueron debatidos y compartidos durante los tres días que duró la actividad. Aunque muchos conceptos son nuevos para ellas, conocen de sobra los contenidos. Por eso no se sorprenden cuando Elizabete, la formadora de género y animadora del proyecto en Bubaque, les cuenta que son las mujeres quienes realizan todas las actividades reproductivas además de dedicar también prácticamente el mismo número de horas diarias que los hombres a las actividades productivas. En las Bijagós, las mujeres dedican un 35 % de su tiempo a las actividades reproductivas y los hombres nada, según el diagnóstico participativo con enfoque de género realizado por ASAD, Tininguena, Nantinyan y AFATA en 2018. Ellas dedican además un 54 % de su tiempo a las productivas, frente al 76 % de ellos.
Elizabete y Lázaro, formador de género y coordinador de la asociación Nantinyan, una de las contrapartes; se encargan de realizar estas formaciones que se dividen en cuatro módulos que se impartirán en las islas de Bubaque, Uno y Formosa. En octubre y noviembre de 2019 se impartió el primer módulo, titulado “Género y desarrollo”, en las islas de Bubaque y Uno. En las formaciones hubo muchas dinámicas y ejemplos para comprender e integrar mejor los conceptos y adaptarse al contexto. Muchas de las mujeres horticultoras que participaron no sabían leer ni escribir, y es que también hay fuertes desigualdades en el acceso a la educación, con un 37 % de mujeres analfabetas frente a un 18 % de los hombres.
“Las mujeres tenemos los mismos derechos que los hombres e intentamos transmitir este mensaje en las formaciones”, afirma sonriente Elizabete. “Estas mujeres luchan día a día, y ahora tienen mas información, están concienciadas y se comprometen seriamente con sus derechos”, cuenta la formadora, orgullosa porque las participantes se sienten” entusiasmadas y animadas” con estas actividades. “A veces la cultura nos ata y el trabajo nos ata, pero poco a poco vamos consiguiendo cosas. No es algo rápido, pero poco a poco”, asegura sonriente Elizabete mientras prepara el material para las siguientes sesiones.
Todavía quedan más formaciones sobre género, asociativismo, técnicas de agricultura sostenible y agroecología, que serán impartidas a los 8 grupos de mujeres horticultoras, que actualmente están inmersas en los trabajos de vallado de las huertas, limpiadas colectivamente las semanas anteriores.
El proyecto, que arrancó el pasado febrero y durará dos años, tiene como objetivo último combatir la pobreza y dinamizar la economía rural, para combatir la inseguridad alimentaria, que es uno de los grandes problemas de las islas Bijagós y en concreto del sector de Uno. Allí, un 36,7 % de las familias viven en una situación de seguridad alimentaria. El proyecto plantea mejorar este punto a través del empoderamiento económico y social de las mujeres campesinas. Ellas son quienes se encargan casi exclusivamente de realizar las actividades agrícolas, que continúan siendo la base de la economía de este país de África Occidental: la agricultura no intensiva y de subsistencia representa cerca del 50% del PIB, el 80% del empleo y el 90% de las exportaciones de Guinea Bissau.