Los materiales para el vallado de las huertas ya han llegado al puerto de la isla de Uno. La canoa ha parado en el puerto cerca de la aldea de Angonho, y las mujeres de los grupos que participan en el proyecto descargan las piezas y las transportan con ayuda de otros/as vecinos/as y del motocarro adquirido en el marco del proyecto “Mejora de la soberanía alimentar en la región norte de las islas Bijagós a través del empoderamiento económico y social de las mujeres campesinas”, que estamos ejecutando en Guinea Bissau.

Después de transportar los materiales y de hacer frente a una plaga que estos días ataca los arrozales, cae la noche en la isla de Uno y la falta de luz obliga a pausar las tareas productivas. Como siempre a esa hora, lo que más se escucha en la oscuridad son las radios, apoyadas o colgadas en cualquier parte, que compiten en volumen con el sonido de los grillos. En Uno la emisora más cercana es la de Okinka Pampa, una radio comunitaria de la isla de Orango que toma su nombre de una reina Bijagós admirada por los guineenses que hizo frente a los portugueses y murió en 1930.

Junto con la Radio Djan Djan de Bubaque y la radio Fala de Urok de Formosa, la radio Okinka Pampa es una de las tres radios integrantes del proyecto. Los/as periodistas y técnicos/as de dichas emisoras ya han comenzado a elaborar programas en los que dan visibilidad a las mujeres horticultoras y hablan de nutrición, soberanía alimentaria, medioambiente y género. Los dos primeros programas fueron realizados conjuntamente en Orango por los equipos de la Radio Okinka Pampa y la Radio Djan Djan, que se desplazó hasta allí desde Bubaque. Tras cuatro horas de viaje en la única canoa que recorre cada semana la distancia entre Bubaque y Orango, dos periodistas y un técnico de la radio Djan Djan llegaron a la isla. Allí realizaron entrevistas a mujeres horticultoras acompañados/as de sus colegas y participaron en un debate en directo sobre igualdad de género y derechos de la infancia.  

“Al juntarnos con la Radio Okinka Pampa, intentamos mostrarles aquello que sabemos, y ellos también nos enseñan lo que saben. Estamos juntando ideas para mejorar”, explica Walter Palma, uno de los técnicos de Bubaque, mientras las periodistas escriben sus textos para poder grabarlos y emitirlos esa misma noche.

En la Radio Djan Djan, cada día a las 21 horas en punto se interrumpe la música y comienza la lectura de comunicados. Esta noche es Helmer, uno de los periodistas de Bubaque, quien anuncia que al día siguiente comienzan las formaciones prácticas y teóricas en las huertas de Bubaque. Las radios comunitarias integrantes del proyecto no solo realizan programas, sino que a través de comunicados informan de las actividades que se organizan en el marco del proyecto para fomentar la participación. En el estudio de paredes forradas de bambú, Helmer hace señas a Sana, que controla el sonido desde el otro lado del cristal. Ambos forman parte del equipo que cada día se reúne por la noche para realizar los programas. Casi siempre a mano, en una libreta, escriben los guiones de los programas y preparan las preguntas que harán en las entrevistas a las mujeres horticultoras, a los ingenieros agrónomos o a expertos/as en nutrición.

Más adelante las emisoras serán las encargadas de difundir un estudio sobre  la contribución de la mujer Bijagós en la seguridad alimentaria y la economía local de las islas, que será realizado en el marco del proyecto ejecutado por ASAD en colaboración con A.F.A.T.A, Tininguena, Nantinyan y financiado por la AACID. El objetivo es revalorizar su rol y darles visibilidad a través de las radios, medio de comunicación omnipresente en Guinea Bissau. Las mujeres de los agrupamientos ya están participando activamente en ellas: este mes, por ejemplo, tres mujeres del comité de gestión de Nô Djunta Mon, uno de los dos grupos de horticultoras de Bubaque, participaron en una entrevista en el marco de la Quincena de los Derechos.

Desde febrero, estamos inmersas en este proyecto que pretende hacer frente a la situación de inseguridad alimentaria que se vive en Guinea Bissau y especialmente en la región de Uno, la más castigada del país en este sentido. La agricultura no intensiva y de subsistencia sigue siendo la base de la economía del país, y está realizada casi exclusivamente por las mujeres. El proyecto plantea el empoderamiento económico y social de 8 grupos de mujeres como vía para alcanzar la soberanía alimentaria.